Liliana Cinetto en clave de poesía....
Liliana Cinetto nació en Buenos Aires y es profesora de Enseñanza Primaria, profesora de Letras, escritora y narradora. Es autora de más de cien libros para chicos, publicados en las editoriales más importantes del país y en Brasil, Chile, España, Inglaterra y Francia.
Un secreto de amor
Tengo un secreto de amor
escondido en el bolsillo.
Es un secreto pequeño
envuelto en miedos sencillos.
Tiene sólo cuatro letras,
cuatro letras que te nombran,
que sólo encuentran mi voz
al abrigo de las sombras.
Mi secreto se acurruca
en la esquina del silencio
y te espía desde un libro
cuando estoy en el colegio.
Roba a veces tu sonrisa
y con hilos invisibles
la hilvana a este amor que crece
en tierras de lo imposible.
Se alimenta en la penumbra
con retazos de palabras
que no encuentran el camino
para llegar a tu alma.
Y cuando no te das cuenta,
se asoma hasta tu mirada
y calma su sed inmensa
bebiendo a sorbos mis lágrimas.
Mi secreto se disfraza
con pretextos y mentira
y solamente la luna
sabe esta verdad prohibida.
Las estrellas son guardianes
que vigilan mi secreto
para que nunca se escape
por la ventana del sueño.
En horizontes de otoño
se deshoja mi esperanza
y se mueren sin caricias
mis manos que no te alcanzan.
Porque no puedo gritarlo
y porque nadie lo sabe
duele tanto este secreto
guardado con siete llaves.
Y mi amor fue condenado
al abismo del olvido
porque estoy enamorado
de la novia de mi amigo.
“Un secreto de amor” de Liliana Cinetto. En 20 poesías de amor y un cuento desesperado.
© Editorial Atlántida. Extraído de http://bibliopoesias.blogspot.com/2017/04/liliana-cinetto.html
La computadora
Ayer la computadora
se escapó de la oficina.
Dicen que estaba muy rara
desde hacía varios días.
Se le perdían las palabras
y andaba muy distraída
con los cables despeinados
y las letras desprolijas.
Su único ojo lloraba
cuando nadie la veía.
Y sus teclas suspiraban
cada vez que la encendían.
Dibujaba corazones
en su pantalla aburrida
y una noche la encontraron
deshojando margaritas.
Pensaban que estaba enferma
con un virus complicado.
Pero también se sospecha
que se había enamorado.
Si los demás le pedían
que diera una explicación,
contestaba entre sollozos:
“Estoy triste punto com”.
Hasta que hace una semana,
la vieron emocionada
mientras leía un e-mail
que al fin alguien le mandaba.
Y ayer, la computadora
guardó todos sus archivos
y con el enchufe al hombro
se fue silbando bajito.
El fax le envía mensajes.
El teléfono la llama.
Y la extraña la impresora
que se ha quedado callada.
Pero ahora será feliz
porque estará, a lo mejor,
escribiendo en internet
una página de amor.
"La computadora" de Liliana Cinetto. En 20 poesías de amor y un cuento desesperado. © Editorial Atlántida.
Extraído de http://bibliopoesias.blogspot.com/2017/04/liliana-cinetto.html
Guillermo Saavedra poeta, crítico y periodista argentino nos acerca esta poesía narrativa con su toque de humor.
LA ESPANTOSA HISTORIA DEL MONSTRUO Y LA ACHICORIA
de Guillermo Saavedra.
Voy a contarles un cuento,
truculento,
de esos de noche de viento,
con episodios violentos
y gente con mal aliento.
Había un monstruo tan peludo
y forzudo
que ni el más valiente pudo
con armas o con embudos
ganarle un partido al ludo.
Tenía dientes en los ojos
y anteojos
sucios y bastante flojos
y el pelo lleno de piojos
y los ojos siempre rojos.
Tenía tres pies, muy torcidos,
percudidos,
y ocho brazos descosidos
en un cuerpo resentido
por no bañarse seguido.
Era más malo que el hambre,
con calambres
y el pecho lleno de alambres
y en la cabeza un matambre
que le robó a Juanjo Cambre.
Era un tipo abominable,
miserable
como un yogur descartable
o cien canales de cable
con programas detestables.
Su mascota era un enano
con seis manos,
que se acostaba temprano
en la punta de un toscano
fabricado por su hermano.
Era una bestia espantosa,
peligrosa,
gritaba
por cualquier cosa,
se afeitaba con baldosas
y odiaba a las mariposas.
Al despertar se comía,
cada día,
quince docenas de tías
y un montón de porquerías
tibias, calientes o frías.
Después se ponía un piloto
todo roto,
y salía como un croto
a tirarles con porotos
a los que andaban en moto.
Con un palo grande y duro,
este impuro
les pegaba a los canguros
y a los tigres, contra un muro,
los dejaba sin futuro.
Los habitantes de Haedo
tenían miedo,
y en el barrio de Boedo
ni el gran Romualdo Polledo
se atrevió a mover un dedo.
En Caballito, la gente,
muy valiente,
al llegar este demente
mostrando todos los dientes,
le tiraba repelente.
Pero era una imprudencia:
la ocurrencia,
a este animal sin conciencia,
le hacía perder la paciencia
y pegaba sin clemencia.
La ciudad quedó desierta:
muy alerta,
la gente ni abría la puerta
por miedo a quedarse muerta
por esta bestia mamerta.
Todo el mundo le temía,
le rehuían
sus abuelas y las mías.
Y a los propios policías
les temblaban las encías.
Hasta que un día de gloria,
la gran Moria,
nacida en Puente la Noria,
pudo cambiar esta historia
con una simple achicoria.
Descubrió que este animal
sin igual,
se podía poner muy mal
al oler el vegetal
que se llama así tal cual.
Puso achicoria en la entrada,
muy odiada,
de la casa despintada
de esta bestia tan cuadrada
que no respetaba nada.
El efecto fue inmediato:
en un rato,
este tremendo insensato
quedó más chico y más chato
que la suela de un zapato.
Así terminó este reo
sucio y feo.
Lo tenemos, sin fideos,
en un sobre de correo.
Si quieren, tengo el video.
©Guillermo Saavedra, Pancitas Argentinas, ©Alfaguara, 2000.
Extraído de http://bibliopoesias.blogspot.com/2017/10/poesia-para-chicos-antologia-varios.html
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